Recuerdo tu rudeza al hablarme y esa mirada tan desconocida en los ojos en que tantas veces descubrí ternura, pasión... tal vez amor. Ahora sólo hay vacío. Me has regalado la decepción más sincera de todas las que me diste antes. Sé que te he perdido para siempre aunque tampoco antes eras mío (Mío... como si tu alma y tu cuerpo me pudieran pertencer).
Hay un gran vacío en mi corazón adornado con trozos de cristal de la vidrierita donde antes colocaba mi amor por ti. ¡Cataplúm! Desapareció esa noche y yo, iracunda, no encontré otra forma de expresar mi desconcierto que destrozándolo todo. ¿Qué era esto que sentía? ¿ A dónde se me había escapado el amor? Sentí una mirada tímida desde un rincón de mi inconsciente...
Descubrí entonces que el amor no se había marchado, que seguía ahí impávido, descolorido... perdido, sin destino. Tomó mi mano y te señaló, y pude comprenderlo todo.
Mi amor por ti no se ha ido, está intacto... pero tú sí, tú ya no estás.
El hombre que yo conocí ya es pasado. El hombre que ahora eres... ese hombre en que te has convertido, no me interesa.
Tu presente y mi pasado no se pueden conjugar,
tu pasado y mi presente ya no se toleran.
Todo ha terminado.
Tu mutación te ha mutilado.
Descanse en paz aquél hombre a quien yo amé.
Winter.