Puede verte, en el otro extremo de mi habitación,
absorto en tus ideas, ocupado en no estar.
Intentas esquivar esta oleada de emociones
pero, es inútil, puedo ver como tiembla tu cuerpo.
Y te deseo...
Te contemplo unos instantes que me parecen eternos,
luego, como cazadora sigilosa avanzo hacia ti.
Beso lentamente tu cuello, tus hombros.
Desabrocho uno a uno los botones de tu camisa,
huelo tu aroma, rozo tu piel con mis labios.
Tu espalda, como a un mapa, recorro completa buscando la gloria.
Sé cuanto me deseas...
Los latidos de tu corazón llaman
a mis oidos que se posan en tu pecho jadeante,
tus labios son ahora un manjar que quiero devorar,
tus ojos no pueden ya apartarse de mi mirada.
Tus pupilas dilatadas son el medidor de tus ansias por tenerme.
Doy media vuelta...
Extiendo la mano y te sujetas a ella:
Ven... descubramos lo que nos espera.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment