Nos alcanzó el adiós, sin darnos cuenta, sin sentirlo. Se nos llegó el tiempo sin más aviso que el implícito en el silencio.
De nuestra historia nada convencional recuerdo claramente los inicios: las primeras letras, las burbujeantes emociones, la terquedad de los dos de caminar contra el viento que ya sabía nuestro destino; nuestro nada convencional primer encuentro. Bastó una sola seña para conocernos entre la multitud eufórica por un clásico, un” Hola” tímido y al mismo tiempo tan familiar. Tarde de emociones, noche de café. El comienzo de un cuento sin el clásico final de un “vivieron juntos y felices para siempre”.
¿Qué tan válido sería culpar al destino? Y es que, creo yo, si el nuestro hubiera sido el de estar juntos, podríamos haber comenzado la historia desde que a diario cruzábamos los mismos caminos, pero no fue así. En aquél entonces ni siquiera nos notamos. Fuimos tanto el uno para el otro, un transeúnte más en la banqueta lateral de la calle de nuestras vidas. Hasta aquél día… (oh bendito día!) con nuestras primeras letras.
Nadamos contra corriente, fuimos amigos, cómplices, amantes.. todo lo que pudimos ser, lo fuimos. Intercambiamos historias, anhelos, sueños. Compartimos triunfos, preocupaciones, sonrisas. Pero siempre, siempre, separados a pesar de estar tan unidos. Las circunstancias confabulaban en nuestra contra, nuestros caminos se caminaron por rumbos distintos. Aún así, encontramos la manera de conjugar tiempo y espacio, el tú y el yo. ¡Cómo olvidar aquellas noches en que los héroes nos cantaban mientras Jack Daniel’s recorrían nuestra garganta! Siempre conocedores del final, de nuestra condena., nos disfrutamos mientras nos tuvimos.
Pero se nos acabó el tiempo. Nos alcanzó el destino. Lo sabes y lo sé. ¿cómo podríamos extrañarnos sin dolor y recordarnos con alegría si no fuera por eso? Ha llegado el momento de decirnos adiós pero no sabemos como hacerlo. Guardamos silencio. Debemos dejarnos llevar por la corriente antes de que la fuerza de la oposición cobre su cuota y nos lastime, nos envicie, nos haga dependientes. Dejemos de luchar.
No hay adiós, no hay despedidas. Nos bastará el sabor a aquél último beso. Y con todo mi corazón te deseo el logro de tus sueños, la felicidad de un hombre pleno, salud y amor. Amor! Amor! Mucho amor, un Felices por siempre con quien así deba ser. Lo único que, egoístamente quizá, espero no se te conceda es la muerte que desea, o mejor dicho, el cómo y cuándo la deseas. Porque con sólo saberte vivo, con la sola esperanza de estrechar nuevamente tu mano, ¡me siento tan feliz!
Y sucede que usted, mi vampirillo trasnochado, es indudablemente lo mejor que ésta Laguna me ha dejado.
Silencio!, Silencio!...
Wednesday, September 10, 2008
Monday, September 08, 2008
Es hora de volar
Sí, yo tambien...
Algunas veces envidio a las personas calificadas -por mi misma- como melosas.
Quisiera que el "te quiero" o " te amo" fuera parte de mi vocabulario diario,
que no me costara tanto expresarlo aunque día a día lo sienta, o lo demuestre.
Algunos días me fastidio de este invierno que me protege y que me ha aislado,
y miro con recelo por el rabillo de mi ojo izquiero a las parejas que se pasean felices,
besuqueándose hasta las ideas.
Y leo a las amigas que hasta chorrean miel casi a diario diciéndose cuanto se aprecian y no me concibo a mi misma siendo así, aunque algunas veces y en secreto lo deseo. Pienso cuantos mal entendidos me ahorraría, cuantos detalles se dejarían de interpretar como falta de interés y que sólo son falta de exteriorización. Pero no soy así...
Y me cierro los labios y me trago el "ayuda"... y voy saliendo poco a poco en solitario de aquello que me aqueje, me incomode, me pida reflexión. Y no soy desdichada, soy feliz.
Y soy amiga y aveces prefiero alejarme porque no te puedo decir lo que quieres escuchar, y me gustaría verte vivir y gozar con amigos fuera de este mundo "virtual" que aunque llegues a ser muy apegado a alguien no sustituye el contacto personal, el verse cara a cara y vivir situaciones juntos, no como las del otro (o la otra). Quisiera ver que lo dejas de lado, que sigues tu camino. Que no necesitas que te halaguen para sentirte bien, que dejas tu círculo de comodidad y te enfrentas más al mundo, al real. Pero no quiero ofenderte, ni molestarte... tan sólo quisiera que te dieras cuenta de que el hecho de que alguien no esté a favor de lo que pienses o que no te dé animos para que continúes, no quiere decir que no te quiera. Al menos no en mi caso. Pero no es mi don, la sutileza no es lo mío.
Guardo silencio, entonces. Te observo desde mi rincón. Aquí estoy sin duda. Y también siento dolor y han sido muy pesados estos meses "marcados" para mi. Y sigo esperando el "hola, como estás?" sin que me cuentes de él, no mas.
Demos vuelta a la página... es hora de avanzar.
Algunas veces envidio a las personas calificadas -por mi misma- como melosas.
Quisiera que el "te quiero" o " te amo" fuera parte de mi vocabulario diario,
que no me costara tanto expresarlo aunque día a día lo sienta, o lo demuestre.
Algunos días me fastidio de este invierno que me protege y que me ha aislado,
y miro con recelo por el rabillo de mi ojo izquiero a las parejas que se pasean felices,
besuqueándose hasta las ideas.
Y leo a las amigas que hasta chorrean miel casi a diario diciéndose cuanto se aprecian y no me concibo a mi misma siendo así, aunque algunas veces y en secreto lo deseo. Pienso cuantos mal entendidos me ahorraría, cuantos detalles se dejarían de interpretar como falta de interés y que sólo son falta de exteriorización. Pero no soy así...
Y me cierro los labios y me trago el "ayuda"... y voy saliendo poco a poco en solitario de aquello que me aqueje, me incomode, me pida reflexión. Y no soy desdichada, soy feliz.
Y soy amiga y aveces prefiero alejarme porque no te puedo decir lo que quieres escuchar, y me gustaría verte vivir y gozar con amigos fuera de este mundo "virtual" que aunque llegues a ser muy apegado a alguien no sustituye el contacto personal, el verse cara a cara y vivir situaciones juntos, no como las del otro (o la otra). Quisiera ver que lo dejas de lado, que sigues tu camino. Que no necesitas que te halaguen para sentirte bien, que dejas tu círculo de comodidad y te enfrentas más al mundo, al real. Pero no quiero ofenderte, ni molestarte... tan sólo quisiera que te dieras cuenta de que el hecho de que alguien no esté a favor de lo que pienses o que no te dé animos para que continúes, no quiere decir que no te quiera. Al menos no en mi caso. Pero no es mi don, la sutileza no es lo mío.
Guardo silencio, entonces. Te observo desde mi rincón. Aquí estoy sin duda. Y también siento dolor y han sido muy pesados estos meses "marcados" para mi. Y sigo esperando el "hola, como estás?" sin que me cuentes de él, no mas.
Demos vuelta a la página... es hora de avanzar.
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