Ayer te apareciste en mis sueños
como fruta prohibida en el paraiso.
Mi instinto cobró vida anulando el pensamiento;
nos dejamos llevar por la pasión.
Mientras mis manos recorrían tu espalda besaba tu cuello,
tú cerrabas los ojos y ladeabas tu cabeza a mi ritmo,
tu piel se erizaba cuando mis labios le infudían calor.
Piel de terciopelo, aroma seducción.
Tu boca con mi boca se encontraron lentamente
humedeciendo nuestra tierra de infinito placer,
ligeros mordiscos como bocados de gloria
y juntamos nuestros cuerpos; tu piel contra mi piel.
Y en el vaivén de nuestro baile
entraste en mi cuerpo lleno de placer
seguimos el ritmo de nuestros latidos
y siendo dos fuimos uno hasta el amanecer.
Y ahora intento no dormir en todo el día,
temiendo que en mis sueños vuelvas a aparecer.
Pues la realidad me abofetea de tristeza
recordándome que mío no has de ser.
Winter.-
12/01/09
Foto de: Josu Gárate Pérez