Tonto corazón que no acepta su destino
es un soñador terco...
optimista empedernido.
La soledad,
¡La soledad es su destino!
La ciudad se va a dormir, es entonces que te puedo ver. Siento tus manos entre las mías, tus brazos rodeándome con ternura y tus labios se conjugan con los mios en un beso que pareciera eterno. Pero entonces debo abrir los ojos y tú no estás, tan sólo este frio invierno ... y yo con mi dolor jugando a risas.
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