En el paisaje enlutecido que deja tu camino,
mis pasos dificultosos llevan por suela acero en los zapatos;
sudor de sangre con el calor que quema mis entrañas...
poca luz, asfixia, desesperación constante.
Aveces me tienta el seguir viendo
la imagen sobrepuesta con que cubrías tu paisaje,
el espejismo de un oasis que ofrecía calmar mi sed
en medio de este desierto.
Me cuesta tanto apartarme de tu sombra,
él me extiende la mano
y yo ciega por elección me revuelco en el fango.
Mis alas inservibles, destruidas
por la lluvia de pecados que atiborran mis suelos,
que se cuelan por las heridas que arden y que
van carcomiendo mis sueños.
En qué camino tan difícil he caido / y qué transitado/ ...
para salir está empedrado y cuesta arriba;
hacia abajo liso, cómodo, de fácil acceso.
Mis labios no lo niegan
pero mis actos lo confirman,
mi pobre corazón cautivo de tus engaños.
Que difícil es tener la llave y no querer abrir la puerta
porque sabes a qué renunciarás.
Ir contra corriente va arrancando poco a poco
la piel que me cubre por los roces de las masas
que me van jalando.
Gente, ideas, acciones...
La pregunta es:
¿Hasta cuando vas a sobrevivir en este infierno?
¿Te volverás como ellos?
Ve qué pesada has vuelto tu carga...
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