Comenzé a imaginar mi vida como mi habitación... y claro, descubrí la terrible semejanza que hay entre las dos.
En mi habitación hay un poco de desorden, debo decir que mucho menos del que solía haber hace como 5 meses, pero me cuesta un poco mantener, por ejemplo, las cosas pequeñas en su lugar. Hay objetos en espera de ser reasignados a algún rincón o repiza, otros destinados a ser arrojados al cesto de basura pero que no lo he hecho porque tienen algún valor sentimental para mi (aunque sean totalmente inservibles) o porque me hé olvidado un poco de que aún los tengo, pero me están quitando espacio. Así está mi vida.. con algunos sentimientos desordenados, personas a quienes atesoro pero que no les he estado dando el lugar que merecen porque otras, que debería haber sacado de ella (tirado a la basura), están quitándome tiempo, atenciones, intenciones y un largo etcétera.
Así es, decidí mandar al basurero todo lo que no me sirve y metafóricamente van incluídas las personas y sentimientos que están entorpeciendo mi vida. Me habrán dejado alguna enseñanza por seguro, pero definitivamente no deben ser ya parte de mi presente. Culpa, resentimiento, ansiedad, inseguridad y los trazos de inferioridad que /tampoco yo lo podía creer/ se habían incrustrado en mi autoestima como polvo en el monitor de la computadora, fueron a parar directo al cesto. Cuando comenzé con las personas... empezé por los gorrosos, esos no los quiero para nada, sin pensarlo los hice a un lado. Los amores pasajeros que entretenian mis tardes pero que con el tiempo solían ocasionarme conflictos, tambien quedaron fuera. Las falsas amistades, los mal intencionados, los hipócritas... les dije adiós sin dudar.
Decidí guardar un amor imposible porque lejos de atormentarme me traía buenos recuerdos, agradables tardes y aventuras juveniles que siempre me provocan sonrisas al evocarlo... Vaya! si cuando lo veo aún me tiemblan las rodillas y se me traba la lengua... todo un mito. Sí, debia quedarse. A mis amistades decidí acomodarlas en estantes donde las tuviera a la mano, siempre visibles por si necesitaban de mi y cerca, por si era yo quien requeria de su auxilio A. la familia, siempre importante, le concedí un espacio más grande y acomodé a cada uno de sus integrantes de manera que se sintieran cómodos. Conocidos, los de gustos comunes, los de gustos diferentes... todos fueron evaluados y a todos asigné un lugar especial. Y llegué a "él" ...
y no supe qué hacer.
Comenzé a quitarle un poco de resentimiento de las orillas, otro poco de indiferencia del centro, inestabilidad y egoismo de la cabeza.... pero no lograba hacer que quedara una imagen limpia, como la recordaba que era en un principio. Quitaba y ponia acciones y sentimientos y no lograba conformar algo agradable a la vista /le vista del alma/. Lo arrojé al cesto e inmediatamente lo saqué pues no me sentía preparada para desecharlo. Continué observándolo por unas horas.. y lo hice a un lado, intentando dejarlo para después. Eché un vistazo a mi alrededor y todo estaba en órden, todo excepto él. Tuve que dedicarle toda mi atención.
No pude encontrarle un lugar, no sin tener que modificar lo que ya tenia ordenado y de lo cual me sentía orgullosa de haber logrado... no. Miré hacia el bote de basura y encontré ahí, el espacio justo para él. Y ahora lo sujeto en la mano, fuerte... muy fuerte pues me duele soltarlo. Tanto me aferro a él que comienza a sangrar mi mano... o es mi corazón donde lo tengo incrustrado?. Soltarlo será aún más doloroso pues se irán trozos de mi que no podré recuperar jamás. Mi corazón parece desquebrajado.... cierro los ojos, respiro profundo y comienzo el conteo...
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